
Identificada con las clases populares, la cumbia está en casi todos los países latinoamericanos, cada uno con su estilo. Para los estratos bajos es seña de identidad. Para los medios y altos es fiesta o rareza, pero ahí está. Monterrey es un caso muy curioso. De allí es Celso Piña, ahí se afincó la colombiana Sonora Dinamita, es donde llegan para tocar directamente de Argentina los grupos de cumbia villera. La película Cumbia callera es una historia de amor en esa ciudad, contada a través de la música de los barrios colombianos, las barriadas pobres regiomontanas. Callera es un barbarismo, sería más correcto decir callejera, expone su director, el regio René Villarreal. Lo de callera es porque se trata de una cultura no formal, no académica, hablan de un modo que no es educado.